En la mesa no se habla de política, de fútbol ni de religión, mucho menos de liberación femenina y caballerosidad. Creo que entablar una primera conversación con alguien que acabas de conocer acerca de su opinión tajante con la premisa de ‘no se que ganan las feministas con sus marchas por la igualdad, no somos iguales a los hombres, somos mas sensibles y a mi si me gusta que me abran la puerta’… podrán imaginar mi ceja hacer un protagónico estilo la doña Felix, para nada de acuerdo.
Empecemos punto por punto, las revoltosas esas con sus marchas en los últimos 100 años [la first-second-third wave, sufragistas, guerrilla girls…] te han hecho mártir de su daño colateral al permitirte ir a la universidad, tener educación y salud sexual, poder tomarte tus 3 shots de tequila, decidir que quieres ser y hacer de tu vida. Porque no, ser feminista no es renunciar a tu rol como mujer en sociedad, al contrario, es tener la libertad de identificarte y comunicarte como el tipo de mujer que a ti te plazca.
Para el feminismo de hoy no es mas mujer la que se revela al patriarcado y le levanta el dedo al sistema y veta a cualquier pene de su existencia sobre la mujer que decide procrear al lado de su hombre de preferencia. El empoderamiento de la mujer [frase mas prostituida para el bien de la mercadotecnia del 2017] estaba enraizado a la renuncia de esta competencia entre nosotras para obtener validación de, adivinen, los hombres. Si entendemos que el machismo encuentra su origen en la relación de la madre al validar la mujer de su hijo entenderíamos que somos víctimas de nuestro propio veneno. Es hora de romper estos vicios de nuestra sociedad.
La caballerosidad, acto cortes y respetuoso que se ha confundido con una actitud condescendiente y ventajosa sobre la mujer por parte de el hombre que llevado al extremo puede parecer una representación ofensiva del machismo. Pero si entendemos que se busca la igualdad sin tener que demostrar superioridad [ni de las mujeres como santas dadoras de vida, luchonas y con superpoderes] y dejar el ego [o la ilusión de este ya sea en superioridad e inferioridad] aceptar vulnerabilidad y a la vez aceptar la diversidad con respeto entendiendo que los tiempos han cambiado y la intolerancia debe de ser cuestionada hasta encontrar un punto medio para no escupir ignorancia y despertar a la opinionazi que llevo dentro.